A finales del siglo XVII estaba claro que el rey de España, Carlos II moriría sin herederos a los que dejar los inmensos territorios de la decadente Monarquía Hispánica.
Dos eran los pretendientes con más posibilidades: el archiduque Carlos de Austria, segundo hijo del emperador Leopoldo I, de la casa de Habsburgo y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de la infanta María de Austria, hermana de Felipe IV.
Tras numerosas intrigas en la Corte, Carlos II finalmente declaró como sucesor, a Felipe de Anjou. Se creía que de esa manera se podría mantener la integridad de la Monarquía Hispánica y evitar su reparto. Así, en el testamento de Carlos II además de estipularse que las coronas de España y Francia no debían unirse en la misma persona, también se establece la obligación de la indivisibilidad de la Monarquía.
Al principio, solo Austria se opuso a la designación de Felipe como rey de España. Pero pronto las potencias europeas recelaron del inmenso poder que suponía que la casa de Borbón reinara en Francia y España a la vez, y en 1701 se constituyó la Gran Alianza de La Haya, formada por Austria, Inglaterra, Países Bajos y Dinamarca a la que posteriormente se unieron a Portugal, Prusia y Saboya.
En 1703 los miembros de la Gran Alianza declararon la guerra a Francia y España, iniciándose la Guerra de Sucesión española y el archiduque Carlos de Austria fue proclamado solemnemente en Viena rey de España con el título de Carlos III.
La guerra en Europa fue muy desfavorable al bando borbónico, con la pérdida de Italia y Flandes. En España, en 1704 tomaron Gibraltar y en 1705 los aliados desembarcaban en Cataluña y Valencia, que cambiaron de bando junto con Aragón al año siguiente. De esta manera, al conflicto internacional hay que superponerle una guerra civil en España, puesto que los estados de la Corona de Aragón se unieron a la alianza antiborbónica.
Los aliados incluso llegaron a tomar Madrid, pero pronto los borbónicos vencieron en Almansa y tomaron Aragón y Valencia, aboliéndose sus fueros por el Decreto de Nueva Planta. Los Borbones volvieron a vencer en Brihuega y Villaviciosa.
La situación internacional tuvo un vuelco con la muerte del emperador de Austria, que era hermano de Carlos en 1711. Ahora el peligro no era solo la hegemonía de la casa de Borbón, sino la reedición de una situación como la de la época de Carlos V. Así los contendientes concluyeron en primer lugar la paz de Utrecht en 1713 y posteriormente la paz de Radstatt en 1714. Barcelona, abandonada a su suerte por los aliados, fue tomada por Felipe V.
Con estas paces se pasó de la hegemonía francesa de la época de Luis XIV a la de un sistema de equilibrio continental. Austria recibió los territorios españoles en Italia, excepto Cerdeña (que fue para Saboya) y el antiguo Flandes español. Pero la gran beneficiada del conflicto fue Gran Bretaña, que obtuvo Gibraltar, Menorca y Terranova (base de su futura ocupación del Canadá) y sobre todo, el Asiento de Negros (la exclusividad para el comercio de esclavos con la América española) y el Navío de Permiso, que rompió el monopolio comercial español en las Indias.
Epígrafes Historia 2º de Bachillerato