Tras el fallecimiento de Carlos III, asciende al trono de España en 1788 Carlos IV, monarca con un talento y capacidades inferiores, al que tocó enfrentarse a los pocos meses de empezar su reinado con la Revolución francesa. Esta revolución provocó el pánico entre los reyes de Europa, hasta este momento ilustrados, como lo demuestran las medidas represivas de Floridablanca.
La ejecución de Luis XVI en 1793 decide la declaración de guerra al nuevo gobierno de la Convención. Tras los éxitos iniciales, los ejércitos franceses ocuparon la mayor parte de las provincias vascas y Cataluña. La Guerra de la Convención terminó en 1795, y en ella aparece un elemento característico de la futura Guerra de Independencia: elementos guerrilleros dirigidos por miembros del clero.
La paz con Francia se firma en Basilea en 1795, muy generosa con España. Por la Paz de Basilea, Francia devuelve todos los territorios conquistados al sur de los Pirineos a cambio de Santo Domingo. El gobierno radical jacobino había finalizado, y el nuevo gobierno conservador termidoriano busca la alianza contra Inglaterra. Por la firma de este tratado, Godoy es nombrado Príncipe de la Paz.
Efectivamente, España vuelve a la tradicional alianza con Francia con los Tratados de San Ildefonso. El primer Tratado de San Ildefonso (1796) tuvo como consecuencia la derrota de la escuadra española en el cabo de San Vicente. En 1800 se firma el segundo Tratado de San Ildefonso que tuvo como consecuencia la llamada Guerra de las Naranjas contra Portugal y la gravísima derrota de Trafalgar (1805).
La alianza con Francia se mantuvo a pesar de las derrotas. En 1807, se firma el Tratado de Fointenebleau, por el que España autoriza el paso de tropas francesas para invadir Portugal. Esto fue la causa final de la crisis de 1808, que culminó con la invasión francesa y el fin del Antiguo Régimen en España
Entre los factores internos hay que destacar los siguientes elementos: la crisis del Antiguo Régimen, el valimiento del impopular Godoy, el descrédito y división de la familia real, la lucha entre elementos ilustrados y tradicionalistas y la crisis económica.
La mencionada división de la familia real española era tal que el Príncipe de Asturias, el futuro Fernando VII intentaba arrebatar el trono a su padre. El primer intento, en 1807 en el Escorial fracasó, logrando al final la destitución de Godoy y destronando a Carlos IV en el Motín de Aranjuez (marzo de 1808).
Napoleón va a aprovechar los acontecimientos para convertirse en el árbitro de la situación. Se niega a reconocer como rey a Fernando VII, preparando el terreno para las abdicaciones de Bayona. La salida hacia Francia de los últimos miembros de la familia real precipita los acontecimientos del 2 de mayo de 1808. Ante la inacción de las autoridades centrales, o sea, la Junta de Gobierno (que había dejado Fernando VII tras su salida hacia Francia) y el Consejo de Castilla, fueron los poderes locales los que iniciaron el levantamiento. Se crean las Juntas locales de Defensa.
Mientras tanto, se producían las abdicaciones de Bayona. Napoleón obliga a Fernando VII a devolver el trono a su padre, Carlos IV, que previamente había renunciado a sus derechos a favor de Napoleón. A su vez, este entrega la Corona de España y las Indias a su hermano José y convoca a una asamblea de notables para que redacten una constitución. El Estatuto de Bayona es un texto legislativo parcialmente reformista, que incluía el reconocimiento de ciertos derechos individuales, la supresión de los gremios y de las torturas a los detenidos, pero afirmaba como única religión permitida la católica, mantenía algunos privilegios estamentales y reservaba al rey la práctica totalidad de los poderes.
En España se van creando las Juntas Supremas Provinciales, que al igual que las locales, están dominadas por las élites del Antiguo Régimen, nobleza y clero, para luchar contra Napoleón. Ha comenzado la Guerra de la Independencia, una guerra total, como se la ha calificado adecuadamente, pues su característica principal es la implicación de la población civil en el conflicto. Se generaliza la guerrilla, el sitio de ciudades, la deportación de prisioneros, el terrorismo psicológico, la propaganda…
La guerra comienza sin la presencia de Napoleón, que no la cree necesaria. En junio de 1808, el ejército francés de Dupont es derrotado en la batalla de Bailén por las tropas de Castaños. Tremenda derrota francesa no tanto por las bajas, sino por el impacto que tuvo en toda Europa la noticia de que el ejército de Napoleón no era invencible. A la vez está teniendo lugar el primer sitio de Zaragoza (junio-agosto 1808) ciudad defendida con éxito por el general Palafox.
Los éxitos de Bailén y Zaragoza enardecen a los españoles y provocan la huida de José Bonaparte de Madrid a Vitoria, mientras los ejércitos británicos desembarcan en Portugal. El Consejo de Castilla se atreve a proclamar nulas las abdicaciones de Bayona en agosto. La mayoría de las Juntas Provinciales deciden coordinarse y el 25 de septiembre en Aranjuez se reúne la Junta Suprema Central con la misión de preparar reunión a Cortes y unificar la resistencia armada, declarando rey a Fernando VII.
Los acontecimientos enfurecen a Napoleón, que en noviembre entra en España,iniciándose la segunda fase de la guerra, al frente de 200.000 hombres arrollando a las tropas españolas, venciendo en la batalla de Somosierra y entrando en Madrid el 2 de diciembre. La derrota y dispersión de los ejércitos españoles provocó la aparición de las guerrillas, mucho más eficaces, que sin poder alcanzar la victoria, inmovilizan a miles de soldados franceses, destacando las partidas de El Empecinado, de Espoz y Mina, del cura Merino...individuos de baja extracción social. En 1809, Napoleón ocupa todo el país, obligando a los ingleses a huir a Inglaterra vía La Coruña (enero) y conquistando tras dura resistencia Zaragoza y Gerona. A principios de 1810, toda la península está en manos francesas, excepto Lisboa y Cádiz.
Las sucesivas derrotas provocaron el desprestigio de la Junta Suprema Central, cuya actuación ha sido muy discutida. Por un lado, actuaron en un sentido revolucionario tanto al invitar a los vecinos a formular críticas y reivindicaciones; como al convocar a Cortes, haciendo de ellas la encarnación de la soberanía nacional. Por otro lado, actúan en sentido contrario nombrando un inquisidor general y anulando el poder de las juntas locales y provinciales.
A causa de este desprestigio,la Junta Suprema Central se disuelve y cede sus poderes en enero de 1810 a un Consejo de Regencia de tres miembros, que decide en junio la reunión de Cortes en Cádiz. Estas serán unicamerales, con sufragio universal masculino para los mayores de 25 años y con presencia de diputados que representen a América.
De las tres tendencias políticas en que se dividieron los españoles en la Guerra de la Independencia, la revolución liberal no la han iniciado los llamados “afrancesados”, que colaboraron con los franceses convencidos de que era la mejor manera de acabar con el absolutismo y conseguir las reformas necesarias, ni los absolutistas empeñados en mantener el Antiguo Régimen, sino lógicamente, del sector de los liberales.
Mientras se pone en marcha la revolución liberal en España, la Guerra de la Independencia entra en su última fase en 1812. Napoleón se ve obligado a sacar tropas de España para la Campaña de Rusia, y llega a la península el general Wellington. Se suceden las derrotas francesas -Arapiles, Vitoria, San Marcial- y Jose I sale de España. A finales de 1813, Napoleón firma el Tratado de Valençay, por el cual devolvía la Corona española a Fernando VII.
Temas Historia de España 2º de Bachillerato