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21 mayo 2013 2 21 /05 /mayo /2013 13:20

 

 

Aunque la soberanía del reino franco pertenecía nominalmente a la  dinastía merovingia fueron los mayordomos de palacio los que acabaron teniendo el poder, sobre todo cuando lograron que el cargo fuera hereditario. El prestigio de estos mayordomos de palacio fue enorme tras la derrota de los musulmanes en la batalla de Poitiers en el año 732 por Carlos Martel, acabando con el empuje del Islam en Europa Occidental. 

 

Pero la oportunidad para los francos y sus mayordomos de palacio, llegó cuando el  exarcado de Rávena, el nombre dado por los bizantinos a sus posesiones en el norte de Italia no pudo resistir el avance de los lombardos y su reíno de Pavía.

 

Los bizantinos, enfrentados a la amenaza musulmana y en plena querella iconoclasta, aunque habían logrado salvar a Constantinopla del duro asedio árabe en el 717, no estaban en condiciones de defender unas posesiones que se habían vuelto periféricas tras las pérdidas ante el Islam.

 

El descendiente de Carlos Martel, Pipino el Breve, mayordomo de palacio de los francos, aprovechó la situación y selló una alianza con el Papa Zacarías (751), para librarle de la amenaza lombarda. A cambio, el nuevo Papa Esteban reconoció la legitimidad del destronamiento del rey merovingio Childerico (751), coronándole como rey de los francos en el 754. El año siguiente, cumpliendo su promesa, conquistó el exarcado de Rávena a los lombardos, entregándoselo al Papa, en lugar de al emperador bizantino al que le había sido arrebatado. Es la creación de los Estados Pontificios (en el mapa, Patrimonio de San Pedro).

 

A partir de este momento, la ascensión del reino franco es fulgurante, como comprobamos en el siguiente mapa:

 

mapa-territorios-del-imperio-carolingio.jpg

 

Pipino el Breve muere en el 768 y tras la renuncia de su hermano Carlomán a la mitad del reino, Carlomagno queda como único soberano de los francos. En el año 772 iniciará la campaña  Carlomagno para anexionar los sajones al reino franco, realizando una auténtica guerra de exterminio contra los que se negaban a ser evangelizados. El caudillo Widukind se rendirá y aceptará el bautismo el 785, aunque la victoria definitiva contra los sajones no llegará hasta el 804. Como vemos en el mapa del Imperio carolingio, el reino franco llevará sus fronteras hasta el Elba.

 

Al mismo tiempo que Carlomagno guerreaba contra los sajones, ataca a los lombardos (773-774) y anexiona el reino lombardo al reino franco. 

 

Además del reino lombardo y el territorio de los sajones hay en el mapa un tercer ámbito de expansión del reino franco: se trata del Ducado de Baviera. Fue la rebelión del duque de Baviera, Tasilón, y su posterior sometimiento lo que permitió el avance del reino de los francos hasta incluir Baviera y Carintia (en la actual Austria) en el 794.

 

El prestigio de Carlomagno como defensor de la Cristiandad y el deseo de la Iglesia de Roma de romper lazos con Bizancio llevan al Papa a la restauración del Imperio romano de Occidente, la  Restauratio imperii romanorum.

 

corona-de-los-lombardos.jpg

 

Aprovechando que en el trono de Constantinopla se sentaba una mujer, la emperatriz Irene de Bizancio, el Papa Leon III coloca la corona de hierro de los lombardos (símbolo del dominio temporal sobre Italia) a Carlomagno (que no se esperaba semejante ceremonia y que le dejaba en deuda con el Papa). Este es coronado en Romacomo rey de romanos, convirtiéndose Carlomagno en Emperador de Occidente. Acto que tendrá graves consecuencias, porque parecía demostrar la superioridad del poder religioso sobre el temporal.

 

Este Imperio estará dividido en condados (se calcula que habría unos 200 condados en el Imperio carolingio) dirigidos por condes, que tenían amplias atribuciones militares, judiciales y civiles (lo que terminará por minar el Imperio cuando los condes logren hacer hereditarios los condados).

 

En las zonas fronterizas se establecerán las marcas, formadas por varios condados y dirigidas por un marqués, para facilitar la defensa contra los pueblos exteriores, cada vez más peligrosos. Las marcas del Imperio carolingio eran la Marca de Bretaña, la Marca danesa, la Marca soraba contra los eslavos y la Marca de Panonia y la Marca Oriental contra los ávaros.

 

En el mapa analizado del Imperio carolingio la única que figura es la Marca hispánica, la marca defensiva contra los musulmanes, y a pesar de lo que figura en este mapa, no se extendía hasta el Ebro. La idea inicial era adelantar la frontera contra el Islam desde los Pirineos hasta el río Ebro, pero el fracaso al intentar tomar Zaragoza y el desastre de la batalla de Roncesvalles lo impidió.

 

España siglo IX

 

Eso sí, como podemos comprobar arriba, en el mapa de la penísula ibérica a principios del siglo IX, la fallida campaña no impidió el avance posterior de los carolingios y la toma de Gerona (795) y Barcelona (801), con el establecimiento de la frontera contra los musulmanes en el Llobregat.

 

Todos estos éxitos no impidieron la paulatina descomposición del Imperio carolingio. A pesar de que su hijo Luis el Piadoso heredó la totalidad del Imperio a la muerte de Carlomagno (817), este terminó desapareciendo dividido entre los hijos de Luis el Piadoso en el Tratado de Verdún (843). Pero los detalles los dejamos para el próximo artículo.

 

mapa-division-del-imperio-carolingio.jpg 


La Edad Media en mapas (IV): De Mahoma a Carlomagno

 

La Edad Media en mapas (VI): Del Tratado de Verdún a las segundas invasiones

 

Atlas histórico de la Edad Media

 

 

 

 

 


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